1 de abril de 2025
Artículo original comentado:
Shifts in Metabolic Biomarkers Related to Cardiovascular Disease and Diabetes from 2013 to 2023: A Decade of Change, Including the COVID-19 Era | Sciety [Internet]. [citado 4 de febrero de 2025]. Disponible en: https://sciety.org/articles/activity/10.21203/rs.3.rs-5704576/v1
Autor del comentario.
Dr. Ignacio González Lillo.
Médico de familia. Centro de Salud Zalfonada Picarral (Zaragoza). Miembro del GdT de Enfermedad cardiovascular de SEMERGEN.
Resumen:
El estudio analiza las tendencias de biomarcadores metabólicos relacionados con enfermedades cardiovasculares y diabetes en 10.337 adultos estadounidenses durante diez años, desde 2013 hasta 2023, incluyendo las repercusiones de la pandemia de COVID-19. Se emplearon datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), un estudio transversal y representativo a nivel nacional llevado a cabo por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
Metodología:
Se ha utilizado un diseño de muestreo probabilístico estratificado en cuatro etapas o ciclos. Concretamente, el análisis estudió 2.650 pacientes en 2013-2014, 2.446 para los años 2015 y 2016, 2.755 pacientes en el período 2017-2020 y 2.486 pacientes 2021-2023.
Debido a la interrupción parcial de la recolección de datos durante la pandemia de COVID-19, el ciclo 2019-2020 no se consideró, por no ser representativo a nivel nacional y en su lugar, se combinaron los datos de 2017-2020.
Se ajustaron los pesos muestrales de cada ciclo conforme a las recomendaciones metodológicas del National Center for Health Statistics (NCHS), aplicando modelos de regresión ponderada para analizar tendencias a lo largo de la década1.
Respecto a las muestras seleccionadas, no hubo diferencias significativas en la distribución de edad, género o raza entre los cuatro ciclos. Sin embargo, se observaron variaciones significativas en el nivel educativo y el proporción de pobreza respecto a los ingresos familiares (FPIR) término que se refiere a la relación entre los ingresos de una familia y el umbral de pobreza establecido, expresado como un porcentaje. Un FPIR menor a 1 indica que los ingresos familiares están por debajo del nivel de pobreza, mientras que un FPIR mayor a 1 significa que los ingresos superan ese umbral2.
El porcentaje de grasa corporal se estimó mediante una fórmula que tiene en cuenta la edad, sexo y el índice de masa corporal. Esta es una de las varias ecuaciones desarrolladas para este propósito. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Medicina de Familia de SEMERGEN evaluó la estimación del porcentaje de grasa corporal utilizando diferentes fórmulas basadas en el IMC y otras variables, concluyendo que aunque estas fórmulas pueden ofrecer estimaciones útiles a nivel poblacional, presentan limitaciones cuando se aplican a individuos, especialmente en poblaciones con características específicas3.
Por otro lado, la velocidad de onda de pulso, un biomarcador ampliamente utilizado para evaluar la rigidez arterial (predictor clave de riesgo cardiovascular y mortalidad) se estimó en este estudio mediante una fórmula basada en variables como la edad y la presión arterial media (MAP), Sin embargo, la precisión de estas fórmulas puede verse afectada por variaciones individuales y no siempre reflejan con exactitud la rigidez arterial en todos los pacientes. Un estudio publicado en Revista Española de Cardiología señala que, aunque es posible estimar la velocidad de onda de pulso y la presión arterial central mediante métodos oscilométricos con manguito, la utilidad clínica de estas estimaciones está limitada por la escasez de datos sobre valores normales4.
Los principales RESULTADOS son los siguientes:
Comentario:
El artículo describe el deterioro de los biomarcadores metabólicos clave, las disparidades sociodemográficas y la influencia de la pandemia de COVID-19 en la evolución de estos parámetros, con una tendencia generalizada hacia la obesidad, peor regulación glucémica en ciertos grupos y reducción de la sensibilidad a la insulina en la población anciana, especialmente marcada en grupos de bajos ingresos y educación. Estos resultados van en consonancia con otros estudios similares y con datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En 2023, 23 estados reportaron que más de un tercio de sus adultos (35%) presentaban obesidad, mientras que antes de 2013, ningún estado había alcanzado una prevalencia de obesidad adulta igual o superior al 35%5.
El Informe Nacional de Estadísticas de la Diabetes 2020 del CDC señala que la diabetes afecta de manera desproporcionada a minorías raciales y étnicas, así como a adultos con un bajo nivel socioeconómico, lo que puede deberse a factores como el acceso limitado a la atención médica y la educación en salud6. En otro estudio similar de EEUU de 2024 se destacó que las diferencias en la salud y la esperanza de vida basadas en dónde vive una persona, las condiciones económicas en esa ubicación y su identidad racial y étnica habían aumentado en las últimas dos décadas, llevando a disparidades de salud sustanciales que dividen a EEUU en diez poblaciones mutuamente excluyentes, que los autores del estudio denominaron "Las Diez Américas". La brecha en la esperanza de vida entre estas diez Américas aumentó de 12.6 años en 2000 a 20.4 años en 2021, exacerbada por la pandemia de COVID-197. En la misma línea, un artículo publicado en Medicina de Familia SEMERGEN analizó los determinantes sociales que influyen en el estado de salud de las personas con diabetes tipo 2, destacando que los factores tales, como el sexo/género, la raza/etnicidad y el nivel socioeconómico desempeñan un papel crucial en la vulnerabilidad y el manejo de la enfermedad8. Estos hallazgos refuerzan la hipótesis de que los determinantes sociales de la salud desempeñan un papel clave en la evolución del riesgo cardiometabólico, resaltando la necesidad de estrategias de prevención dirigidas a poblaciones vulnerables, como demuestra todos los estudios mencionados en este comentario.
Respecto al impacto de la epidemia por COVID, el estudio resalta el impacto indirecto de la pandemia en la salud metabólica debido a cambios en el estilo de vida, como menor actividad física y peor dieta, factores exacerbados en grupos vulnerables. En nuestro país, hay estudios que demuestran un peor control de los factores de riesgo cardiovascular y diabetes tras la pandemia de COVID-19. Un estudio publicado en la revista Atención Primaria analizó la prevención cardiovascular en atención primaria antes, durante y después de la pandemia. Los resultados mostraron una disminución significativa en la implementación de actividades preventivas sobre el estilo de vida durante la pandemia, lo que afectó negativamente el control de factores de riesgo cardiovascular y diabetes9
Conclusión final:
El estudio demuestra un deterioro significativo en los biomarcadores metabólicos asociados con enfermedad cardiovascular y diabetes en la última década, agravado en poblaciones desfavorecidas estadounidenses. Las diferencias demográficas y el impacto de la pandemia subrayan la urgencia de diseñar estrategias de prevención equitativas, adaptadas a las necesidades específicas de cada grupo.
Bibliografía