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Los expertos alzan la voz en la defensa de las vacunas: "Son los fármacos más seguros y no guardan relación con el autismo"

 

  • La Asociación Española de Vacunología ha hecho público un manifiesto, respaldado por diversas sociedades y asociaciones científicas, para responder a la reciente publicación de los CDC de EE. UU. sobre la seguridad vacunal
  • Las entidades recuerdan que la supuesta relación entre vacunas y autismo ha sido'exhaustivamente estudiada y categóricamente descartada' por la comunidad científica
  • El manifiesto, promovido por la AEV, está avalado por SEMERGEN, AEEMT, SEFAC, SEMG, CAV-AEP, ANENVAC, SEMPSPGS y SEIP

 

Miércoles, 3 de diciembre de 2025 - Las vacunas son los fármacos más seguros que existen y no producen autismo. Así de contundente se ha mostrado la Asociación Española de Vacunología en un posicionamiento apoyado por otras sociedades y asociaciones científicas con el objetivo de dar respuesta a la polémica en torno a las vacunas y el autismo, tras la reciente publicación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos (EE. UU.) sobre la seguridad de las vacunas.

 

Los CDC han modificado en su medio oficial de difusión electrónica la afirmación que durante años sostuvieron basada en la evidencia científica respecto a la seguridad de las vacunas en relación con el autismo. En estos momentos, su página web recoge que "La afirmación 'las vacunas no causan autismo' no es una afirmación basada en la evidencia, porque los estudios no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles causen autismo". Esta modificación parece responder a cambios en la estructura interna de la agencia, que han supuesto la sustitución de personal técnico con amplia experiencia y trayectoria por asesores que, históricamente, han sostenido posturas discrepantes, basadas en interpretaciones erróneas o no alineadas con el consenso científico vigente.


El escrito de la AEV comienza recordando que, antes de obtener la autorización de las agencias del medicamento, las vacunas se estudian en poblaciones más numerosas que otros medicamentos, y que en los últimos 50 años han salvado 154 millones de vidas en todo el mundo. 'Además, una vez autorizadas y en uso, se mantienen múltiples niveles de vigilancia de seguridad mientras se distribuyen, lo que reafirma que su uso en la población es seguro', explican.

 

Por otro lado, el manifiesto recoge los orígenes de la atribución del autismo a las vacunas, que se remontan a un artículo de una revista científica británica publicado en 1998. En él se establecía falsamente una conexión entre la vacuna contra el sarampión y el desarrollo del autismo. La AEV recuerda que este artículo fue retractado por los editores de la revista después de descubrir que habían sido manipulados con datos falseados. En consecuencia, el Consejo Médico General del Reino Unido declaró al autor culpable de fraude y violación de los protocolos éticos. Como resultado, le revocaron la licencia para ejercer la medicina en el país. 'Pese al descubrimiento del fraude, la creencia errónea de que la vacunación causa autismo se arraigó en un grupo pequeño de población que, como podemos ver, sigue teniendo gran importancia', señalan desde la AEV.

 

A raíz de este escándalo, la relación causal entre la administración de vacunas y el autismo ha sido exhaustivamente estudiada y categóricamente descartada por la comunidad científica internacional a lo largo de las últimas dos décadas. Por tanto, el posicionamiento de las sociedades científicas es claro: las noticias que vinculan las vacunas, particularmente la triple vírica (sarampión, paperas y rubéola), con el autismo carecen de evidencia científica.

 

Estudios epidemiológicos a gran escala, metaanálisis rigurosos y revisiones sistemáticas llevadas a cabo por las principales instituciones de salud mundial (como la OMS y las agencias regulatorias de medicamentos) coinciden en que no existe una asociación clínica ni una vinculación epidemiológica entre los componentes vacunales (incluyendo el timerosal) y el desarrollo de autismo.

 

Por ello, los expertos insisten en que nunca se han detectado señales de seguridad que relacionen las vacunas con el autismo o el trastorno del espectro autista, y que los niños vacunados desarrollan autismo con la misma frecuencia que los no vacunados. En este sentido, el manifiesto explica que las causas del autismo son complejas, multifactoriales y, en gran medida, desconocidas.


Riesgos inmediatos para la salud pública


El cambio de posición adoptado por los CDC de Estados Unidos, basado en premisas ya descartadas por la comunidad científica, supone un riesgo real e innecesario para la salud pública global. La desconfianza generada por la desinformación sobre vacunas tiene consecuencias directas e inmediatas. Por ejemplo, la disminución de coberturas de vacunación infantil pone en peligro la inmunidad comunitaria, exponiendo a poblaciones vulnerables y facilitando el resurgimiento de enfermedades prevenibles.

 

Según un reciente estudio publicado en JAMA, un descenso del 10% en las coberturas vacunales se traduciría en 11,1 millones de casos de sarampión en Estados Unidos en 25 años. Si los descensos fueran del 50%, los números serían catastróficos: 51,2 millones de casos de sarampión, 4,3 millones de casos de poliomielitis, y un total de 159.200 muertes por enfermedades inmunoprevenibles infantiles.

 

Por este motivo, el manifiesto insta a los profesionales sanitarios a seguir siendo la principal fuente de información confiable para las familias, y a la población a consultar a sus profesionales sanitarios y vacunólogos ante cualquier duda.

 

Manifiesto promovido por la Asociación Española de Vacunología y avalado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT), la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS) y la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP).