16 de septiembre de 2021
DEFINICIÓN (1)
El síndrome del intestino irritable (SII) se define como la presencia de dolor abdominal recidivante asociado a alteraciones del ritmo deposicional, en forma de estreñimiento, diarrea o ambos; la distensión o hinchazón abdominal se asocian con frecuencia. Para su diagnóstico deben descartarse otras enfermedades orgánicas, metabólicas o neurológicas que puedan causar dichos síntomas.
EPIDEMIOLOGÍA (1,2)
El síndrome del intestino irritable afecta a un 5 - 15% de la población dependiendo de los criterios diagnósticos utilizados. Predomina en mujeres, presenta un pico de edad entre los 30-50 años, disminuyendo su incidencia a partir de los 50 años.
Esta patología tiene un gran impacto negativo en la calidad de vida de vida de los pacientes ya que afecta en gran medida a sus actividades personales y sociales. Además presenta una elevada repercusión económica tanto en costes directos (muchas visitas médicas, pruebas, tratamientos) como indirectos (absentismo laboral).
FISIOPATOLOGÍA (1, 2)
Se desconoce la etiología del síndrome del intestino irritable y se piensa que es de causa multifactorial, algunas de las que se han descrito que podrían intervenir en su desarrollo son:
DIAGNÓSTICO (1, 2, 3)
El diagnóstico del SII es clínico y se basa en el cumplimiento de los criterios de Roma IV: presencia de dolor abdominal recidivante al menos un día a la semana con dos o más de las siguientes características:
Estos criterios deben cumplirse en los últimos 3 meses y los síntomas estar presentes un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.
Los subtipos del SII se establecen de acuerdo a la consistencia de las heces según la escala de Bristol (figura 1):
Figura 1. Escala de Bristol. Elaboración propia.
Las manifestaciones clínicas del SII son:
Pueden aparecer otros síntomas digestivos como pirosis o dispepsia. A menudo se acompaña de síntomas extraintestinales, como la cefalea, síntomas urinarios, insomnio, lumbalgia, ansiedad, depresión. Y se asocia frecuentemente con otras patologías como: fibromialgia, síndrome de fatiga crónica o cistitis intersticial.
Es una patología crónica cuyo curso clínico alterna períodos asintomáticos y épocas con síntomas.
EXPLORACIÓN FÍSICA (2)
La exploración física debe ser completa para detectar signos de alarma y signos extraintestinales. Comprobaremos la coloración e hidratación de piel y mucosas, observando la presencia de aftas, lesiones oculares o dermatológicas. Realizaremos palpación de adenopatías y tiroides, buscaremos exoftalmos, edemas, afectaciones articulares. En el abdomen exploraremos la presencia de cicatrices, masas, visceromegalias. Es muy importante la realización de un tacto rectal para valorar el tono esfinteriano (a veces la incontinencia se puede confundir con la diarrea), la presencia de hemorroides o fisuras y los restos de heces para comprobar sus características.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS EN ATENCIÓN PRIMARIA (1, 2, 4)
El diagnóstico del SII se establece realizando una completa anamnesis que incluya el cumplimiento de los criterios de Roma IV y una exhaustiva exploración física. Además se deben excluir otras enfermedades o fármacos que expliquen los síntomas. En la anamnesis indagaremos sobre antecedentes personales y familiares de cáncer o enfermedades sistémicas, hábitos alimentarios (ingesta de productos dietéticos, consumo excesivo de productos con sorbitol, etc.) y fármacos.
Asimismo debemos descartar la presencia de signos o síntomas de alarma, cuya presencia exigiría un estudio más completo o la derivación a la consulta de digestivo. Son los siguientes:
Los criterios diagnósticos Roma IV permiten establecer el diagnóstico en los enfermos sin datos de alarma ni factores de riesgo. Hay otros datos clínicos que apoyan el diagnóstico como la cronicidad de los síntomas y su asociación con otros trastornos funcionales digestivos (dispepsia funcional, reflujo gastroesofágico) y extradigestivos (fibromialgia, sd. de fatiga crónica, etc.) y ciertos determinantes psicológicos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que un 15% de los pacientes sin datos de alarma pueden tener una enfermedad orgánica de base que se vería reflejado en el agravamiento de los síntomas, sobretodo en el SII-D.
Dado que el SII-E sin datos de alarma no asocia mayor riesgo de CCR, los estudios complementarios a realizar serían:
En el SII-D se completaría el estudio anterior con:
La colonoscopia se reserva para casos con datos de alarma, agravamiento de los síntomas o falta de respuesta al tratamiento.
En resumen, en pacientes jóvenes sin historia familiar ni síntomas o signos de alarma, con exploración física normal y diarrea leve sin síntomas nocturnos y con escaso impacto de éstos en las actividades cotidianas, bastaría con efectuar una analítica general que incluya serología para enfermedad celiaca y parásitos en heces.
TRATAMIENTO EN ATENCIÓN PRIMARIA (1, 2, 5, 6)
El objetivo del tratamiento es reducir la frecuencia y la gravedad de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. En primer lugar se aconsejará al paciente que evite los factores desencadenantes que haya asociado con los síntomas, por ejemplo, algunos alimentos. Y, en el caso de la diarrea, evitar el estrés, el café, el alcohol y los picantes.
Se recomienda la realización de ejercicio físico moderado, éste ha demostrado que disminuye la intensidad y gravedad de los síntomas, también la ansiedad y la depresión. Además mejora la consistencia de las heces, reduce la distensión abdominal y aumenta la eliminación de gas.
Modificaciones dietéticas:
El tratamiento farmacológico debe iniciarse cuando las medidas generales no han sido suficiente para aliviar los síntomas, se recomendarán en función del síntoma predominante teniendo en cuenta que no hay ninguno que cure o modifique el curso de la enfermedad:
Fármacos para SII-E:
Fármacos para SII-D:
Cuando los síntomas son graves y no hay respuesta satisfactoria se utilizan antidepresivos. Los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) y los antidepresivos tricíclicos (ADT) mejoran el dolor y la distensión abdominal, pero éstos últimos empeoran el estreñimiento por lo que deben evitarse en SII-E y son los más eficaces en SII-D. En cambio, para el SII-E están más indicados los ISRS cuando se asocian a síntomas depresivos.
Respecto al tratamiento psicológico, tanto la terapia cognitiva como la hipnosis han mostrado eficacia para la mejoría de los síntomas del SII y la calidad de vida, pero no hay cambios respecto al estreñimiento. Dada la escasa disponibilidad se recomienda en pacientes graves que no responden a tratamientos.
Sobre la acupuntura no existe evidencia para avalar su eficacia.
Dado que en todos los pacientes que presenten SII tienen dolor (es un síntoma indispensable para su diagnóstico) para el tratamiento será necesaria la combinación de fármacos para tratar los diferentes síntomas. Tras pautar tratamiento se reevaluaran los resultados a las 4 semanas y si no han sido efectivos se modificará probando otras opciones.
CRITERIOS DE DERIVACIÓN (7)
Existen situaciones en las que se debe derivar al paciente al gastroenterólogo para validar el diagnóstico o excluir una patología orgánica:
BIBLIOGRAFÍA
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